El cancel de la cocina que servirá de asiento delante de la mesa de los cafelitos.
La despensa vista de frente.
El pasillo desde la entrada al salón y al aseo, comprobado que pueden cruzarse dos personas sin chocar entre ellas, aunque por poco.
La escalera girando sobre ella misma como un caracolillo
Ventana de mentirijillas para el lavabo
El salón esperando el ventanal
Detalle para que las gotitas patinen de cabeza hacia el suelo.
El salón visto desde el patio.
El pasillo a la inversa. Al fondo la puerta nueva; ahora sí estamos blindados.
El aseo de Carola ya se perfila como algo rosa.
Rosas para los pies de la pequeña princesa.
Pestañitas para los azulejos de ojitos cerrados.
La escalera pudorosa ha cubierto los ladrillos de sus orejas.
El techo escayolado.
Claro que es boya.
El capirote de la casa se vuelve de seda.
Molduras y paredes perdiendo el frío.
Suelo esperando la madera.
Un aseo muy churretoso, en todos los sentido, todos, todos.
La fachada juega a vestirse de domingo.
Los escalones y la rampa.
Un costado ciego espera impaciente su ventana.
Me gusta. Aplicando tanta melancolía las cosas pequeñas se hacen grandes y hermosas.
ResponderEliminarDemuestras tu gran capacidad creativa.
Vas a tener que colaborar con la reforma de la casa de Consuelo.
Saludos.